¿Por qué sonríe Pablo Casado? Sonríe hasta cuando le acusan, el candidato más fuerte al entredicho, se columpia en la cresta de la ola de la duda y suenan los aplausos. Su sonrisa los arrastra, y viceversa. El PP se pagó una ronda de votos y el estallido de la democracia interna bloqueó las conciencias. Incluso muchos medios se tomaron en serio eso de la renovación del PP y cubrieron la noticia como si a Santamaría la hubieran reseteado, al nuevo lo hubiesen fabricado en el París de las luces y a todos nos hubiesen borrado el disco duro. Había que pronunciar esa palabra : “renovación”. Supongo que pronunciarla era básico, y no parar de sonreír hasta el calambre algo impepinable. Sin embargo, la estrategia unilateral bicéfala cocinada por los barones sólo permitiría un movimiento en el tiempo, no una regeneración, el producto de una retroalimentación ufana a partir de una siembra añeja. Y, claro está, la jeta como procedimiento para mantenerse a flote, como parte integrante del tejido celular de todo aquel que deba hacer frente a la podredumbre y no perderle la cara al toro.
El gobierno del PP de Rajoy ya preparó la renovación, es más, pienso humildemente que la llevó a cabo para que un Casado futuro se llevase los laureles. El adormecido Rajoy de los últimos tiempos ya tenía en su historial una España hundida económicamente, unos derechos sociales vapuleados y unas instituciones tomadas y saqueadas. El pueblo despojado, la crisis como la tortura de la gota en el cráneo favoreciendo la anestesia inexpresiva ciudadana o inyectada en las capas más contestatarias a través de la represalia legal, a golpe de artículos aplicables y penas al más lenguatero, de una oposición popular siempre enjuiciable, el bombardeo mediático, el ejercicio de una democracia personalizable, de una aplicación de la ley siempre interpretable, la publicitada y fomentada irascibilidad territorial, la culpabilidad dirigida estigmatizadora de grupos, de culturas, el pueblo desunido siempre será vencido, los intereses creados, la corrupción protegida hasta el ridículo… Enumero así, según me va saliendo, y llego a la conclusión de que la renovación llegó hace mucho.
Esta renovación como un naipe invertido hace posible que un candidato del PP diga que este partido ha hecho mucho por España sin sonrojarse, que mentir sobre un curriculum sea como jugar al squash los fines de semana, que despellejar a su contrincante a las primarias forme parte del juego. Socialmente vivimos la renovación con una justicia que enchirona selectivamente, donde los violadores tienen nombre de grupo rock de los 90, donde ser facha está bien visto y los símbolos franquistas son tendencia. Con ese caldo de cultivo un candidato abanderado de la renovación política y social es perfectamente posible, aunque esta ya se haya operado, ya que luego sólo queda anunciar el programa, como ha sido el caso, deshacer lo andado por otros, y que lo feo sea lo contrario. Y por ese lado la lucha electoral será encarnizada pues hay competencia, hambre y garras.
En este país, y pese a que estamos en 2018, hay muchas cosas que no se tocan, y entre ellas la sonrisa de Casado, que debe mantenerse para encajar la píldora del europeísmo non plus ultra en el nuevo mundo. Todavía no sé a qué están esperando para hacerla trending topic.
Covadonga Suárez
Vivimos la renovación con una justicia que enchirona selectivamente, donde los violadores tienen nombre de grupo rock de los 90, donde ser facha está bien visto y los símbolos franquistas son tendencia. Share on X